BAILAR LA VIDA





Danzar la vida; soltar lastres, deshacer nudos, romper muros, entender que no hace falta entender, saber que no hay nombres que poner, que las etiquetas son inútiles, que los prejuicios son dañinos, que al observarte te miro, que al oírte te escucho, que estoy porque soy

Danzar la vida; coger unas manos, capturar un abrazo, hablar con los ojos, sentir con el alma…saber, que eres el espejo en que me miro.

Danzar la vida; descubrir en este baile nuestra propia esencia, dejando caer el manto de creencias aprendidas y adoptadas en una sociedad mecánica que nos va deshabilitando poco a poco haciéndonos olvidar la autenticidad de nuestro ser.

Danza la vida; y en esa danza recuperar, recuperarnos sin más discurso que nuestro propio sentir.

Balancearse en los acordes, llenarse y después…fluir. Compartir y vivir este espacio sin tiempo.

Baila la vida; trabajar con los sentidos y en ese dar y recibir, percibir el caudal energético de la otra persona hasta traspasar los umbrales de la risa y el llanto provocado por una emoción profunda de gratitud y AMOR donde el instante lo invade todo...

Vergüenza, miedo, fragilidad, torpeza, alegría, entusiasmo, fuerza, energía…todo tiene cabida en este duelo donde se comparte ceremonia para al final, sentirte parte activa de este teatro y voluntariamente empezar a dejarse llevar pasando de “estar” a simplemente SER.

ELLAS


 

En el último libro de Julia Navarro, “una historia compartida “, ella hace un viaje sobre la historia de mujeres que marcaron su tiempo. Mujeres que dejaron una huella importante y que abrieron caminos impensables en su época.

Mujeres que tuvieron la valentía y la inteligencia para abrirse paso en un mundo donde no se les daba la oportunidad de mostrar sus talentos.

Estas mujeres y otras muchísimas hicieron que la sociedad abriera su mente. Grandes aportaciones hechas a través de siglos de historia para que hoy podamos realizar libremente nuestra aportación también a este mundo cambiante.

En nosotras está empoderarnos a través de nuestros pensamientos y de nuestras acciones.

No tenemos que demostrar nada a nadie salvo a nosotros mismas. No creo en las luchas encolerizadas. Creo en las acciones bien enfocadas y sobre todo bien argumentadas.

Así que hoy celebro ser mujer si, pero no porque lo diga el calendario ni porque lo impongan mentes encolerizadas, sino porque estoy orgullosa de aquellas que me precedieron y valientemente fueron activistas de sus propias gestas. Esas mujeres si me representan y no me cansaré nunca de agradecerles sus esfuerzos y su tesón. Las mujeres han cambiado, los hombres han cambiado, la sociedad está en continuo cambio. Y nosotros como seres humanos hacemos el cambio desde dentro, el cambio que queremos ver reflejado en nuestro futuro inmediato y como humanidad.

Hoy brindo especialmente por ellas y por todos los que están dispuestos a abrirse a una sociedad en progreso dónde se mida a las personas por sus  talentos y capacidades y no por su condición.

Hoy desde este espacio honro la memoria de todas ellas, mis ancestros.