BAILAR LA VIDA





Danzar la vida; soltar lastres, deshacer nudos, romper muros, entender que no hace falta entender, saber que no hay nombres que poner, que las etiquetas son inútiles, que los prejuicios son dañinos, que al observarte te miro, que al oírte te escucho, que estoy porque soy

Danzar la vida; coger unas manos, capturar un abrazo, hablar con los ojos, sentir con el alma…saber, que eres el espejo en que me miro.

Danzar la vida; descubrir en este baile nuestra propia esencia, dejando caer el manto de creencias aprendidas y adoptadas en una sociedad mecánica que nos va deshabilitando poco a poco haciéndonos olvidar la autenticidad de nuestro ser.

Danza la vida; y en esa danza recuperar, recuperarnos sin más discurso que nuestro propio sentir.

Balancearse en los acordes, llenarse y después…fluir. Compartir y vivir este espacio sin tiempo.

Baila la vida; trabajar con los sentidos y en ese dar y recibir, percibir el caudal energético de la otra persona hasta traspasar los umbrales de la risa y el llanto provocado por una emoción profunda de gratitud y AMOR donde el instante lo invade todo...

Vergüenza, miedo, fragilidad, torpeza, alegría, entusiasmo, fuerza, energía…todo tiene cabida en este duelo donde se comparte ceremonia para al final, sentirte parte activa de este teatro y voluntariamente empezar a dejarse llevar pasando de “estar” a simplemente SER.

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