¿no sabes cómo empezar a meditar?




Observa el mar mirando hacia un horizonte sin fin, siente la calidez de la arena sosteniendo el peso de tu cuerpo mientras te pierdes en un cielo azul inmenso y encuentra en tu respiración la dulce compañía de un momento único creado para ti.
“Eso es meditación”


Presta atención a la suave melodía que trae el romper de las olas en la orilla mientras sigues con la mirada el regreso de estas a su hogar. 

Ese cadencioso  movimiento de ida y vuelta que te hace  vivir con atención plena el instante, “también es meditación”.


Un simple segundo sostenido y consciente. Una  inhalación  profunda conteniendo en ella conocimiento, paciencia, salud y vida y sobre todo claridad , seguido de una exhalación larga donde sientas que entregas todo aquello que en estos momentos no eres capaz de sostener…

“eso es meditación”.


Escuchar el susurro de la vida que nos habla con paciencia a cada paso firme que damos, a cada paso consciente ,mientras agradeces -estar….”eso también es meditación”.


Vacaciones, sol, playa, descanso. Aprovecha todos esos pequeños/grandes momentos que te regala el verano para ir entrenando tu mente y tu intención.  En poco tiempo sentirás los beneficios que te aporta el estar presente, el respirar consciente, la observación…

                   

          Deja que la vida te viva y siente como todo se convierte en meditación




 

Vivir el momento


 Hay que vivir el momento, frase coletilla muy socorrida.

Si ,que bonito es el eslogan que gritamos demasiado a menudo pero que mal integrado lo tenemos. Siempre encontramos un “pero” para escurrirnos entre las lineas de una frase tan manida.

Demasiado a menudo escucho conversaciones donde la queja centrada en pasados caducos y futuros llenos de profecías catastróficas invaden las mentes frágiles como si el mal de muchos fuera el consuelo de todos.

Y caigo en la trampa muy a mi pesar, de prestar oídos aún a sabiendas de que existe la “profecia autocumplida” Y a menudo me rebelo con una actitud que a priori puede parecer complaciente pues; "el que calla otorga," pero nada más lejos de mi realidad.

A veces un silencio puede transmitir mucha más información que las palabras y como reza el proverbio, “ procura que cuando hables, tus palabras sean más importantes que tu silencio” …pues eso.

La palabra es verbo y el verbo es creación.

Cuando hablamos no solo compartimos información sino que intercambiamos energía. Al igual que lo hacemos a través de la lectura o el visionado de imágenes.

Así que yo me pregunto; ¿ de verdad es necesario alimentarnos de tanto sufrimiento, de tanta ira? 

Mientras este instante, el verdadero, el único del que somos “dueños” se nos escapa entre los dedos como arena del desierto. Y no estoy diciendo que el dolor no exista, ni la crueldad, no digo que miremos para otro lado. Solo digo que nos paremos a entender de verdad, a crear desde donde estamos y desde lo que somos un momento presente que merezca la pena recordar. Que nos enfoquemos en lo que podemos controlar y manejar.

Porque solo entonces seremos dueños de la frase “VIVIR EL MOMENTO"

TU ISLA TU REFUGIO






Todos tenemos un refugio en el que descansar, en el que reparar y recargar nuestra energía.

Nuestra isla particular a la que acudimos cuando sentimos que perdemos las fuerzas o que no podemos con el peso de la vida.

Este refugio es algo simbólico como tal, pero que todos tenemos  o al menos, deberíamos tener.

Ese refugio puede ser un espacio físico, una persona o nuestra propia isla interior.

Quizá tu refugio se encuentre en alguna estancia especialmente acogedora de tu casa, donde te sientas en paz, donde respires seguridad. O puede que tu refugio lo encuentres en alguna persona especial que tienes cerca; una pareja, un amigo. Alguien que te hace sentir en casa, con la que puedes pensar en voz alta y que no te juzga ni te cuestiona, solo te escucha y te presta su atención. Tu refugio también puede estar en tu interior, lo encuentras cuando en tu silencio te abrazas, te observas…

Todos necesitamos de esa isla especial en la que perdernos de vez en cuando para poder encontrarnos a nosotros mismos.

Un lugar donde nuestros pensamientos y emociones se relajan para poder poner orden en nuestro interior. Un refugio en el que hay que invertir tiempo y dedicación para llegado el caso disfrutar de un descanso reparador y de calidad.

Mantener nuestra isla libre de juicios y prejuicios es muy importante, por salud mental la limpieza de estos espacios es primordial para que nos acoja con absoluta dedicación. Libre de obstáculos que interfieran en el movimiento de la energía sanadora que circula a través de ellos cuando entramos libres de las vestiduras que nos impiden ser quien en verdad somos.

Tu refugio, tu isla, es invaluable. Una joya que debes proteger y atesorar. Tu isla, tu bien más preciado.

Busca la ubicación mas precisa de este espacio y abraza todo aquello que te aporta. Tu isla, tu refugio, es estar en casa, es hogar.

¿Ya lo tienes localizado?