Alma vivía feliz en su mundo perfecto. Cierto día
la invitaron a visitar un parque donde le aseguraron viviría increíbles
experiencias, así que, aceptó intrigada por lo que allí encontraría, pues no
recordaba haber estado en ninguno antes.
Cuando llegó al lugar le sorprendió que para
poder entrar y disfrutarlo tenía que ponerse un traje especial, igual que
cuando buceas y te hacen ponerte el neopreno para que el cuerpo aguante las
altas temperaturas.
Así que se acercó a la taquilla dónde los
entregaban. Allí había una persona que le sonrió amablemente y llamándola por
su nombre le entregó el traje que había de ponerse durante todo el tiempo que
permaneciera allí.
Lo primero que llamó su atención fue que esta
persona parecía conocerle de otras veces.
-qué raro pensó, si yo nunca he estado aquí...
Pero bueno, podía haberle confundido con alguien conocido.
Cuando fue a ponerse el traje no le gustó
mucho. "Ya me podían haber dado otro más bonito”, se dijo,- porque este
parece tener algunas imperfecciones. Pero bueno, me valdrá igualmente para
disfrutar del este lugar.
Así que se lo enfundó deseosa de empezar la
experiencia. Sentía que el traje le oprimía por todas partes y dificultaba sus
movimientos, aun así, acepto el reto y se dispuso a vivir la experiencia.
Conforme caminaba por el lugar, notaba que el
traje se iba adaptando a ella de manera que apenas notaba el llevarlo puesto.
Echó un vistazo rápido al lugar pensando a donde iría primero, todo llamaba su
atención. Había una montaña rusa, una casa del terror, un parque de flores
gigantes, un laberinto. Había tanto para experimentar.
Iba a estar bastante tiempo aquí, así que, iría
poco a poco saboreando cada atracción.
Con el paso del tiempo, Alma se fue acostumbrando
tanto al sitio que llegado un momento, perdió la conciencia de donde estaba y
en vez de disfrutar y elegir cuidadosamente donde entraba, se embarcaba en
atracciones que a veces le hacían pasarlo mal.
Así pasaron las horas, los días, los
años...Alma conoció a gente maravillosa, otra no tanto. Disfruto de algunas
atracciones con plena conciencia y otras las sufrió olvidando donde estaba.
…………………
Y llegó el día dónde se agotó el consumo de su
estancia. Debía abandonar el parque. Así que se fue aproximando a la salida
lenta y torpemente.
Empezó a sentirse extraña, se había integrado
tanto en el lugar que olvidó a donde tenía que regresar, de donde venia.
En el camino de salida se fue encontrando con
más personas que debían abandonar también el parque y observo que algunos
trajes estaban destrozados. -Vaya, ese sí que ha disfrutado la experiencia,
pensó. Otros lo llevaban casi intactos, con lo cual no se habían atrevido a
montar en muchos de los sitios. Se notaba por el aspecto de los trajes quién había
exprimido la experiencia y quien había pasado de puntillas por el lugar.
Se miró en el reflejo de un escaparate y
viendo su aspecto se dijo, -“ bueno, no está mal. Pero la próxima vez que venga
pienso desgastarlo todo lo que pueda. Aunque habrá ciertos lugares como la casa
del terror que mejor no entro, porque lo pasé francamente mal. Y por supuesto
entraré a muchos más sitios que por miedo o duda no me atreví a probar. Ahora
me arrepiento, pero bueno, tengo el presentimiento de que volveré”.
Alma siguió caminando hacia la salida envuelta
en sus pensamientos…
Por un lado, le daba pena dejar ese traje que le
había acompañado en tantas aventuras, pero por otro había una fuerza extraña
que la empujaba a desear quitárselo y empezó a sentir que de nuevo le oprimía
dificultando mucho sus movimientos.
Cuando llegó a la taquilla para devolver el
traje, la persona amable que le saludó al principio seguía allí. –“Vaya Alma,
por el aspecto de tu traje esta vez parece que has disfrutado un poquito más
que la última”...
Alma estaba un poco aturdida, no entendía,
pero conforme se acercaba al vestuario a deshacerse de ese traje que cada vez
le oprimía más. Conforme se iba deshaciendo del traje que le acompañó todo este
tiempo, empezó a recordar….
………
Alma, sonrió agradecida por la oportunidad. Ahora
recordaba quién era. Quizá debió haberlo hecho antes porque habría sufrido
menos, disfrutado más.
De haber recordado antes quien era, habría
elegido mejor, llorado menos.
De haber sabido quien era, habría sonreído
más, abrazado más, gritado más fuerte.
Alma se dio cuenta al fin que ella era,
Alma...Infinita, poderosa, todo amor...Alma se sonrió a sí misma, entrego su
traje y recordó a Presencia que le seguía sonriendo desde la ventanilla de entrada.
– “Ahora si me recuerdas eh”, le dijo, mientras observaba a Alma alejarse feliz
hacia su verdadero hogar.