Hay que vivir el momento, frase coletilla muy socorrida.
Si ,que bonito es el eslogan que gritamos demasiado a menudo pero que mal integrado lo tenemos. Siempre encontramos un “pero” para escurrirnos entre las lineas de una frase tan manida.
Demasiado a menudo escucho conversaciones donde la queja centrada en pasados caducos y futuros llenos de profecías catastróficas invaden las mentes frágiles como si el mal de muchos fuera el consuelo de todos.
Y caigo en la trampa muy a mi pesar, de prestar oídos aún a sabiendas de que existe la “profecia autocumplida” Y a menudo me rebelo con una actitud que a priori puede parecer complaciente pues; "el que calla otorga," pero nada más lejos de mi realidad.
A veces un silencio puede transmitir mucha más información que las palabras y como reza el proverbio, “ procura que cuando hables, tus palabras sean más importantes que tu silencio” …pues eso.
La palabra es verbo y el verbo es creación.
Cuando hablamos no solo compartimos información sino que intercambiamos energía. Al igual que lo hacemos a través de la lectura o el visionado de imágenes.
Así que yo me pregunto; ¿ de verdad es necesario alimentarnos de tanto sufrimiento, de tanta ira?
Mientras este instante, el verdadero, el único del que somos “dueños” se nos escapa entre los dedos como arena del desierto. Y no estoy diciendo que el dolor no exista, ni la crueldad, no digo que miremos para otro lado. Solo digo que nos paremos a entender de verdad, a crear desde donde estamos y desde lo que somos un momento presente que merezca la pena recordar. Que nos enfoquemos en lo que podemos controlar y manejar.
Porque solo entonces seremos dueños de la frase “VIVIR EL MOMENTO"